13 de octubre de 2012

DIARIO DE UN BEBE POR NACER


Octubre 5: Hoy comienza mi vida, mis padres no lo saben todavía. Soy tan pequeña como una semilla de manzana, pero ya existo y soy única en el mundo y diferente a todas las demás. Y, a pesar de que casi no tengo forma aún, seré una niña. Tendré cabellos rubios y ojos azules, y sé que me gustarán mucho las flores. Los científicos dirían que todo esto ya lo tengo impreso en mi código genético.
Octubre 19: He crecido un poco, pero soy todavía demasiado pequeña para poder hacer algo por mí misma. Mamá lo hace todo por mí. Pero lo más gracioso es que ni siquiera sabe que me está llevando consigo, precisamente debajo su corazón, alimentándome con su propia sangre.
Octubre 23: Mi boca comienza a tomar forma. ¡Parece increíble! Dentro de un año, poco más o menos, estaré riendo, y más tarde ya podré hablar. Desde ahora sé cuál será mi primera palabra: Mamá. ¿Quién se atreve a decir que todavía no soy una persona viva? Por supuesto que lo soy, tal como la diminuta miga de pan es verdaderamente pan.
Octubre 27: Hoy comenzó a latir mi corazón por su cuenta. De ahora en adelante latirá constantemente toda mi vida, sin detenerse para descansar. Luego, después de muchos años, se sentirá fatigado y se detendrá y yo moriré de forma natural. Pero ahora no estoy al final, sino al principio de mi vida.
Noviembre 2: Cada día crezco un poquito, están tomando forma mis brazos y mis piernas. Pero ¡cuánto habré de esperar hasta que mis piernecitas me lleven corriendo a los brazos de mi madre, hasta que mis brazos puedan estrechar a mi padre!
Noviembre 12: En mis manos empiezan a formarse unos dedos pequeñísimos. Es extraño lo pequeños que son; sin embargo, ¡qué maravillosos serán! Acariciarán un perrito, arrojarán una pelota, recogerán flores, tocarán otra mano. Mis dedos tal vez algún día puedan tocar el violín o pintar un cuadro.
Noviembre 20: Hoy el médico le anunció a mi mamá por primera vez, que yo estoy viviendo aquí bajo su corazón. ¿No te sientes feliz mamita? ¡Pronto estaré entre tus brazos!
Noviembre 25: Mis padres todavía no saben que soy una niña, quizás esperan un varón. ¡O tal vez mellizos! Pero les daré una sorpresa; quiero llamarme Catalina, como mamá.
Diciembre 13: Ya puedo ver un poquito, pero estoy rodeada aún por la oscuridad. Sin embargo, pronto se abrirán mis ojos al mundo del sol, de las flores, y de los sueños. Nunca he visto el mar, ni una montaña, tampoco un arco iris. ¿Cómo serán en realidad? ¿Cómo eres tú, mamá?
Diciembre 24: Mamá, puedo oír tu corazón que late. ¿Puedes oir tú el mío? Lup-dup, lup-dup..., tendrás una hijita sana, mamá. Sé que algunos niños tienen dificultades para entrar en el mundo, pero hay médicos que ayudan a las madres y a los recién nacidos. Sé también que muchas madres habrían preferido no tener al hijo que llevan en su seno. Pero yo estoy ansiosa de encontrarme en tus brazos, de tocarte la cara, de mirarte a los ojos, ¿Me esperas tú con la misma alegría que yo a tí?
Diciembre 28: ¿Qué está sucediendo? ¿Qué hacen? ¡Mamá, no dejes que me maten! ¡No, no!
Mamá, ¿por qué permitiste que le pusieran fin a mi vida? Habríamos sido tan felices...
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Fuente: Vida Humana Internacional

8 de septiembre de 2012

BATALLA POR LA PUREZA: LA VIRTUD DE LOS HEROES DE DIOS!!!!


Jesús dijo, “Bien aventurados los puros de corazón; verán a Dios” (Mateo 5:8) Ver a Dios en esta vida -- a través de la oración verdadera--y a contemplar el rostro de Dios en la eternidad, debemos esforzarnos para una mayor pureza de persona: en los ojos, mente, cuerpo, corazón, alma y todo nuestro ser! Nuestra Señora de Fátima hablo de la pureza en tres diferentes formas. Primer lugar, muchos matrimonios no son agradables a Dios. Segundo lugar, muchas modas inmodestas entraran al mundo que no serían agradables a Dios. Por último, Ella dijo con una profunda tristeza de corazón que la mayoría de las lamas se pierden por toda la eternidad debido a los pecados contra la pureza. El catecismo de la Iglesia Católica afirma que debemos esforzarnos para autocontrol constantemente. El Diablo sabe que su tiempo es corto, por lo tanto él está lanzando toda la artillería de su ejército para capturar almas, especialmente a través de la pureza. Soldados de Cristo que somos, lo que debe ser nuestra estrategia, pelear la buena pelea, correr la buena carrera y salvar nuestra alma inmortal. Algunos puntos prácticos! 


1. ORACIÓN. La pureza es una virtud sobrenatural que solo puede alcanzarse por la gracia de Dios y por supuesto un canal eficaz de gracia es la oración. Ruego al Señor por la gracia de pureza. Él desea con ceder esta gracia más que usted desea recibirla. "Pedir y recibirá...

2. PENITENCIA. Jesús declaró, "algunos demonios pueden sólo ser expulsados por la oración y ayuno." Penitencia es un medio que usamos para fortalecer nuestra voluntad en la determinación de vivir la virtud exigente de pureza. En Fátima, nuestra señora pidió para la oración, pero también para sacrificios para la conversión de los pecadores. Dijo que muchas almas se pierden porque nadie hace oraciones para ellos, ni ofrecen sacrificios por ellos. Para volar, un ave necesita ambas alas. Para ascender en la vida espiritual, necesitamos oración y penitencia.

3. CONTROL DE LOS OJOS! Otro medio necesario para alcanzar la pureza es la custodia de los sentidos, especialmente los ojos. "Los ojos son el espejo del alma". Ojos, mente, corazón, vida--- esta es la dinámica. Terminamos realizando lo que se ha visto, concebido en nuestros corazones. Este es un buen dicho para recordar, "lejos de la vista, lejos de la mente”. Si no vemos una mala imagen, no quedara grabada en nuestra mente! Recuerda la caída de David! Iniciado por la falta de control de los ojos!



4. EVITAR OCASIONES DE PECADO. "Quien juega con fuego, se quema." También, "quien juega en el peligro perecerá en él..." Finalmente, "quien camina sobre una pendiente resbaladiza se resbala y cae". Nosotros debemos hacer un esfuerzo decidido para evitar cualquier persona, lugar o lo que podría ser una ocasión para caer en la impureza.

5. EVITAR LA PEREZA! "La pereza es el taller del Diablo". Si no tienes nada que hacer, entonces el diablo le dará mucho por hacer. S. Buenaventura afirma que cuando estamos ocupados entonces el diablo solo nos puede tentar, pero si no tenemos nada que hacer, entonces un ejército de demonios puede atacarnos." No le demos juego libre a este ejército de diablos de impureza. Tener una programación y mantenernos ocupado en la Viña del Señor".

6. DESOLACIÓN! Cuando estamos en un Estado de desolación, significado---tristeza, falta de fe, esperanza, amor, cansancio, lentitud, falta de ganas de vivir, sentimiento de desamor y no deseados---este es un tiempo primordial que el Diablo lanza bombas contra nosotros, especialmente tentaciones contra la pureza. S. Ignacio nos enseña que debemos intensificar nuestra vida espiritual en este momento para triunfar en contra del enemigo!

7. HABLE LO A UN DIRECTOR ESPIRITUAL. Los Santos nos enseñan que la tentación revelada es una tentación conquistada. (S. Felipe Neri). S. Ignacio en regla #13 nos anima a abrirnos a nuestro director espiritual en momentos de prueba, la desolación y la tentación. El Diablo trabaja en secreto---él dice: "no le digas a nadie!!!!!"

8. CONFESIÓN! Tener que recurrir al Sacramento de la confesión es una armapoderosa para desarmar a Satanás. La Sangre del Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, sirve como un escudo para protegerse de los dardos ardientes del Diablo. (Efesios 6). Soldados heridos necesitan sanación. Jesús es el sanador herido!

9. Gozo! Cultivar una actitud de alegría en su vida. Muchas tentaciones contra la pureza vienen cuando estamos tristes. S. Francisco de Sales, dice que lo peor del mundo después del pecado es la tristeza. Rogarle a María, "Causa de nuestra alegría" que alcance para nosotros este maravilloso fruto del Espíritu Santo. "Poner en práctica las palabras de San Pablo: “Alégrense en el Señor, digo otra vez, alégrense en el Señor”

10. BUENOS AMIGOS. Buenos amigosnos mantienen alejado de circunstancias peligrosas. También recuerda que tienesamigos celestiales: los Santos, los Ángeles y por supuesto Jesús, Mary y SanJosé.

11. EL PAN DE LOS ÁNGELES Y VÍRGENES Y SANTOS; SAGRADA COMUNIÓN. Elremedio más poderoso para lograr la pureza es la acogida frecuente, ferviente ylleno de fe de la sagrada comunión. ¿Por qué? La razón es clara. El cuerpo que usted recibe es el Cuerpo de Cristo y su Preciosa Sangre, que circulará tambiénpor sus venas. Esta Preciosa Sangre purifica todo afecto desordenado y extingueel fuego de las pasiones. Que usted sienta el hambre y sed por el Cuerpo,Sangre, Alma y Divinidad de Cristo!

12. EJERCICIO FÍSICO. En el plano humano, el ejercicio físico fuerte y exigente puede servir para gastar energíasexcesivas, disminuyendo con ello las tentaciones y los pecados en contra de la virtud de la pureza!

13. AUTOCONOCIMIENTO. Los padres del desierto recalcaron un famoso proverbio: CONÓCETE A TI MISMO! EL examen diario y retroceder el reloj de tu vida y ver las caídas pasadas en la zona de pureza pueden ser de gran ayuda para la "Medicina preventiva". Todoslos que con frecuencia caen en pecados debido a la ignorancia de nuestro pasadoy nuestros puntos de debilidad, así como los "momentos débiles".

14. SAN JOSE. De todos los Santos, el buen San José es el más poderoso.Santa Teresa de Ávila dijo que él es el Patrón de todas las intenciones. Sinembargo, San José fue el casto guardián de la casta Virgen María y siempre está dispuesto a venir en nuestra ayuda en momentos de tentación. Uno de sus títulos es "Terror de los demonios". Es a menudo representado con un Lirio enla mano, simbolizando su impecable inocencia y pureza.

15. Por último, AMOR A LA SANTISIMA VIRGEN MARÍA. La experiencia a través del tiempo ha demostrado que aquellos que se dedican especialmente a María, han sido capaces de vivir la virtud de la pureza conmayor facilidad. Muchos han se han salvado de caer en graves pecados contra la pureza, invocando el nombre sagrado de María. "que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, hayan sido desamparado. En momentos de tentación, deberíamos gritar a María: "Oh Maria concebida sin pecado original, ruega por nosotros que recurrimos a TI."

En conclusión, tenemos que rogar por la gracia para vivirmás plenamente una vida de pureza. San Juan Berchmans, un gran amante de María dijo, "Quiero mantener mis ojos puros en esta vida para contemplar la belleza del rostro de María en el cielo". Que podamos vivir esta Beatitud y recibir la promesa: "Dichosos los puros de corazón, porque verán a Dios."



11 de agosto de 2012

EL ARMA PODEROSA DEL SANTO ROSARIO

El rezo del Santo Rosario es el remedio para los problemas insolubles, asegura la salvación eterna y anticipa la implantación en el mundo del Reino del Inmaculado Corazón de María. Que este artículo contribuya a persuadirnos que, como dice San Luis María Grignion de Montfort, “no hay que figurarse que el Rosario es sólo para las mujeres, los niños y los ignorantes; es también para hombres y para los más grandes hombres”. 1

Fue en la aparición del 13 de octubre de 1917, que la Santísima Virgen respodió a la pregunta de la Hermana Lucía sobre qué deseaba Ella:

“Quiero pedirte que hagan aquí una capilla en mi honor; soy la Señora del Rosario; continúen rezando el Rosario todos los días”.


Al término de esta aparición se produjo el conocido milagro del sol y ante los ojos de los videntes se presentaron tres cuadros que simbolizaban, primero los misterios gozosos del Rosario, luego los dolorosos y finalmente los gloriosos. Al lado del sol aparecieron San José con el Niño Jesús y Nuestra Señora del Rosario.

“Recen el Rosario todos los días” ¿Qué consejo más excelente que éste? ¿Qué criatura más excelsa que la Santísima Virgen podía darlo? ¿Cómo podríamos rechazarlo? Si la escuchamos, seremos atendidos y alcanzaremos todas las gracias que pidamos con Fe y confianza.


Fátima y la devoción al Santo Rosario


En otras varias apariciones la Virgen María recomendó la devoción al Rosario, pero fue sobre todo en Fátima donde insistió especialmente en esta práctica mariana como un medio para obtener la conversión del mundo. Bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, allí alertó al mundo sobre los terribles castigos que vendrían si no hubiese una enmienda general, es decir, si los hombres no dejasen de ofender a Dios con sus pecados y no hubiera una reparación sincera.


Esto ocurrió a comienzos del siglo XX. En este inicio del siglo XXI, ¿quien se animaría a decir que tales pedidos fueron escuchados? Basta una observación superficial de la realidad para constatar precisamente lo contrario: la decadencia moral se acentúa cada día más; se abandonan los Mandamientos de Dios; aumentan los pecados; las ofensas contra Nuestro Señor se vuelven cada vez más agresivas.

Por eso Nuestra Señora de Fátima nos pide oración, penitencia y reparación. Insiste en la recitación diaria del Rosario para obtener la conversión de las almas y la implantación del Reinado de su Inmaculado Corazón, o sea, la restauración de la Civilización Cristiana con mayor vigor que en el pasado. Si los hombres escuchan su pedido, anticiparán ese Reinado, aunque lo precedan los grandes castigos también previstos en Fátima.

¿Hay una devoción más importante?


Quien responde esta pregunta es el mismo San Luis María Grignion de Montfort (1673-1712) gran apóstol de María Santísima, cuando escribe:

“La Santísima Virgen le reveló al Beato Alain de la Roche que, después del Santo Sacrificio de la Misa, que es el primero y más vivo memorial de la Pasión de Jesucristo, no había devoción más excelente y meritoria que el Rosario, que es como un segundo memorial y representación de la Pasión de Jesucristo”. 2


En la introducción de su libro El Secreto Admirable del Santísimo Rosario, San Luis María exhorta a los sacerdotes a predicar esta devoción: “Guardaos de mirar esta práctica como insignificante; es verdaderamente grande, sublime, divina. El cielo es quien os la ha dado para convertir a los pecadores más endurecidos”. Si lo recitaran todos los días, agrega, “producirán más fruto con su palabra, aunque sencilla, que los demás predicadores en muchos años”. 3

Y a los pecadores, el mismo apóstol mariano les dice: “Aun cuando os hallaseis en el borde del abismo o tuvieseis ya un pie en el infierno; aunque hubieseis vendido vuestra alma al diablo; aun cuando fueseis un hereje endurecido y obstinado como un demonio, tarde o temprano os convertiréis y os salvaréis, con tal que (lo repito y notad las palabras y los términos de mi consejo) recéis devotamente todos los días el Santo Rosario hasta la muerte, para conocer la verdad y obtener la contrición y el perdón de vuestros pecados”4

Devoción al Rosario: maravillosa historia


Según una venerable tradición, la Virgen María reveló la devoción del Rosario a Santo Domingo de Guzmán, en 1214, como un medio para salvar a Europa de la herejía de los albigenses que, como una epidemia maldita, contagiaban sus errores a otros países, desde el norte de Italia y de la región de Albi, en el sur de Francia. De allí el nombre de albigenses, conocidos también como cátaros (del griego: puro), pues así se llamaban a sí mismos con soberbia.


Eran lobos disfrazados con piel de oveja que se infiltraban en los medios católicos para engañar mejor y captar incautos adeptos. Entre otros errores, predicaban el panteísmo, el amor libre, la abolición de las riquezas, de la jerarquía social y de la propiedad privada.
Varias regiones de la Europa del siglo XIII se infectaron con la herejía albigense y la reacción católica para contenerla se mostraba ineficaz. Los herejes, después de conquistar muchas almas, destruir muchos altares y derramar mucha sangre católica, parecían definitivamente victoriosos.

Santo Domingo (que sería luego fundador de la Orden Dominica) se empeñó intrépidamente en el combate contra la secta albigense, pero sin conseguir sobrepujar el ímpetu de los herejes, que continuaban pervirtiendo a los fieles católicos y masacrando a quienes permanecían fieles a la Iglesia.

Desolado, Santo Domingo suplicó a la Santísima Virgen que le indicase una eficaz arma espiritual, capaz de derrotar a aquellos terribles adversarios de la Santa Iglesia.

El Rosario aplasta la herejía albigense

Cuando todo parecía perdido, la Virgen María intervino en los acontecimientos para salvar a la Cristiandad de ese mal.

El Beato Alain de la Roche (1428-1475), célebre predicador de la Orden Dominica, en el libro De la dignidad del Salterio, narra la aparición de Nuestra Señora a Santo Domingo, en 1214. En ella, la Virgen le enseña a predicar el Rosario (también llamado el Salterio de María, en recuerdo de los 150 salmos de David) para la salvación de las almas y la conversión de los herejes. En la obra de San Luis María Grignion de Montfort ya citada, se transcribe dicha narración como sigue:

“Viendo Santo Domingo que los crímenes de los hombres creaban obstáculos a la conversión de los albigenses, penetró en un bosque próximo a Toulouse y pasó allí tres días y tres noches en continua oración y penitencia, sin cesar de gemir, de llorar y de macerar su cuerpo con disciplinas para aplacar la cólera de Dios, hasta caer medio muerto. La Santísima Virgen, acompañada por tres princesas del Cielo, se le apareció y le dijo:

–¿Sabes tú, querido Domingo, de que arma se sirvió la Santísima Trinidad para reformar al mundo?

–¡Oh, Señora! –respondió– Vos lo sabéis mejor que yo, porque después de Vuestro Hijo Jesucristo, fuisteis el principal instrumento de nuestra salvación.

–Sabe que la principal pieza de batería fue la salutación angélica, que es el fundamento del Nuevo Testamento; por lo tanto, si quieres ganar a Dios esos corazones endurecidos, reza mi Salterio”.

El Santo se levantó muy consolado y abrasado de celo por el bien de aquella gente; entró en la iglesia catedral en el mismo momento en que, gracias a la intervención de los ángeles, tocaban las campanas para reunir a los habitantes. Al comienzo de la predicación, se formó una violenta tormenta; la tierra tembló, el sol se oscureció, los repetidos truenos y relámpagos hicieron palidecer a los estremecidos oyentes; y su terror aumentó al ver una imagen de la Santísima Virgen, expuesta en un lugar destacado, que levantaba los brazos al Cielo pidiendo a Dios venganza contra ellos, si no se convertían y no recurrían a la protección de la Santa Madre de Dios.

“Por medio de estos prodigios, el Cielo quería aumentar la nueva devoción del Santo Rosario y hacerla más notoria.

“La tormenta finalmente cesó gracias a las oraciones de Santo Domingo; éste continuó su sermón y explicó con tanto fervor y entusiasmo la excelencia del Santo Rosario, que todos los habitantes de Toulouse (uno de los principales focos de la herejía) lo abrazaron y renunciaron a sus errores, operándose en poco tiempo un gran cambio en la vida y en las costumbres de la ciudad”. 5

La mejor artillería contra el demonio y sus secuaces


Santo Domingo retornó al combate, empuñando la poderosa arma del Rosario, predicando incansablemente en Francia, Italia y España la devoción que la misma Señora del Rosario le había enseñado, y reconquistando por todas partes a las almas: los católicos tibios se enfervorizaban, los fervorosos se santificaban; las órdenes religiosas florecían; convertía a los herejes, que abdicando de sus errores, volvían de a miles a la Iglesia; los pecadores se arrepentían y hacían penitencia; expulsaba a los demonios de los posesos; operaba milagros y curaciones.


Todo lo logró por medio de la mejor artillería contra el demonio y sus secuaces: el Santo Rosario.

Excelencia de las oraciones de que está compuesto


La Fe es la única llave para entrar en todos los misterios de Jesús y María encerrados en el Santo Rosario. Por ello conviene comenzar rezando el Credo con muy devota atención.


Cuanto mayor y más viva sea nuestra Fe, tanto más meritorio será el Rosario. Es necesario que la Fe sea viva y animada por la caridad; es decir, para rezar bien el Rosario es necesario estar en gracia de Dios o en busca de esta gracia.

Es necesario que la Fe sea fuerte y constante, es decir, no hay que buscar en la práctica del Santo Rosario solamente el gusto sensible y el consuelo espiritual o, lo que es lo mismo, no hay que dejarlo porque se tenga una enormidad de distracciones involuntarias, un inexplicable tedio en el alma y un sopor casi continuo en el cuerpo. No son precisos gustos, ni consuelo, ni suspiros, fervor y lágrimas, ni aplicación continua de la imaginación para rezar bien el Rosario. Bastan la Fe sincera y la recta intención.

La sabiduría del Divino Maestro se manifiesta en el orden, la dulzura, la fuerza y la claridad del Padrenuestro que en una oración encerró todos los deberes que tenemos para con Dios, los actos de todas las virtudes y la súplica de todos nuestros bienes espirituales y corporales. Debemos entonces rezar la oración dominical, con la certeza de que el Eterno Padre la oirá favorablemente, puesto que es la oración de su Hijo, al que siempre atiende.

La salutación angélica o Ave María es la oración que resume, en la síntesis más concisa, toda la teología cristiana sobre la Madre de Dios. Se encuentra en ella una alabanza, que comprende la verdadera grandeza de María, y una invocación, que abarca todo cuanto debemos pedirle y lo que de su bondad podemos alcanzar.

Admirables efectos del Rosario


Empeñados como estamos, en una gran Cruzada Reparadora del Santo Rosario, con el objeto de fortalecer la institución de la familia y los lazos de la Patria a los pies de María Santísima, concluimos instando a nuestros lectores a ser propagadores de esta devoción.


Como dice el ya citado San Luis María “si practicáis y predicáis esta devoción aprenderéis por propia experiencia, mejor que en libro alguno, y experimentaréis felizmente que el Rosario es manantial y depósito de toda clase de bienes: los pecadores obtienen el perdón; las almas sedientas se sacian; los que están atados ven sus lazos deshechos; los que lloran hallan alegría; los que son tentados, la tranquilidad; los pobres socorridos; los religiosos, son reformados; los ignorantes, instruídos; los vivos triunfan de la vanidad y los muertos son aliviados por medio de sufragios”. 6

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Notas:
1 - San Luis María Grignion de Montfort, 
“El Secreto Admirable del Santísimo Rosario”,
Obras Completas, BAC, Madrid, 1954, p. 358
2 - Ib. id. p. 356
3 - Ib. id. p. 308
4 - Ib. id. p. 310
5 - Ib. id. pp. 314-315
6 - Ib. id. pp. 371-372


www.cruzadadelrosario.org.ar

31 de julio de 2012

APOSTOLES DE LOS ULTIMOS TIEMPOS

Todas las apariciones de la Santísima Virgen son consecuencia del amor de Dios que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Como toda manifestación de Dios, cada aparición tiene un propósito específico; ciertamente que la presencia de la Santísima Virgen va encaminada a nuestra salvación al recordarnos el camino que nos dejó señalado nuestro Señor Jesucristo, sin embargo, cada manifestación tiene, dentro de este fin genérico de salvación, un objetivo concreto y bien definido.
Por tanto, las apariciones de la Santísima Virgen, las verdaderas, las auténticas, las que vienen de Dios, tienen un propósito específico que se deja adivinar por una serie de elementos que las distinguen de las demás, ya sea el contenido de sus mensajes, ya sea el lugar donde se llevan a cabo, ya sea por las prendas que aparecen en su vestimenta, ya sea por el número de apariciones que hubo o por la advocación con la que se aparece, etc.
En este sentido, en las apariciones de la Virgen en la Salette y en Fátima ya se habla de un llamado a los apóstoles de los Últimos Tiempos.
En la parte conducente del mensaje en la Salette se lee lo siguiente:
“Yo dirijo un apremiante llamado a la tierra; llamo a los verdaderos discípulos del Dios vivo que reina en los cielos; llamo a los verdaderos imitadores de Cristo hecho hombre; llamo a mis hijos, a mis verdaderos devotos, a los que ya se me han consagrado a fin de que los conduzca a mi divino Hijo, a los que llevo, por decirlo así, en mis brazos; a los que han vivido de mi espíritu; finalmente, llamo a apóstoles de los Últimos Tiempos, a los fieles discípulos de Jesucristo, que han vivido en el menosprecio del mundo y de sí mismos, en la pobreza y en la humildad, en el desprecio y en el silencio, en la oración y en la mortificación, en la castidad y en la unión con Dios, en el sufrimiento  y desconocidos del mundo. Ya es hora que salgan y vengan a iluminar la tierra. Id y mostraos como hijos queridos míos. Yo estoy con vosotros y en vosotros, siempre que vuestra fe sea la luz que os alumbre en esos días de infortunio. Que vuestro celo os haga hambrientos de la gloria de Dios y de la honra de Jesucristo. Pelead, hijos de la luz, vosotros, pequeño número que ahí veis; pues he aquí el Tiempo de los Tiempos, el Fin de los Fines.”.
La principal vidente de la Salette, la pastorcita Melania, tuvo una visión que la Santísima Virgen le mostró sobre estos apóstoles:
“… en otras partes yo vi a los apóstoles de los Últimos Tiempos. Se trataba de hombres libres, de jóvenes, que no sintiéndose llamados al sacerdocio, aunque deseando abrazar la vida cristiana, trabajaban empeñosamente en su propia santificación y en la salvación de las almas. Eran muy celosos de la gloria de Dios. Estos discípulos estaban junto a los enfermos que no querían confesarse; estaban en las reuniones públicas, las asambleas sectarias, y he aquí que estos ángeles terrestres trataban por todos los medios imaginables de convertirlos, de conducirlos a Dios, de salvar esas pobre almas, cada una de las cuales tiene el valor de la sangre de Jesucristo, loco de amor por nosotros… Había también mujeres que sin atreverse a pronunciar votos de religión, deseaban servir al buen Dios, trabajar por su salvación y llevar una vida retirada del mundo, tanto los hombres como la mujeres hacían esta promesa a la Santísima Virgen: Darse a Ella, y darle, para las almas del purgatorio y a favor de la conversión de los pecadores, todas sus oraciones, todas sus penitencias, en una palabra, todas sus obras meritorias.”(León Blois “La que Llora”. Mundo Moderno, Buenos Aires, 1947).
Por su parte, la Virgen en Fátima el 13 de octubre de 1917, dijo entre otras cosas, lo siguiente:
“Yo llamo a todos los verdaderos imitadores de mi Hijo Jesucristo, a todos los verdaderamente cristianos, a los apóstoles de los Últimos Tiempos. El Tiempo de los Tiempos llega y el Fin de los Fines si la humanidad no se convierte y si esta conversión no viene de lo alto, de los dirigentes del mundo y de la Iglesia.”.
Hemos querido citar estos textos de la Salette y de Fátima para darnos cuenta que desde el principio de la era mariana, con las apariciones del siglo XIX y principios del XX existe este llamado de la Santísima Virgen a los apóstoles de estos tiempos; incluso la Virgen de la Salette le pidió a Melania que se constituyera la “Orden de la Madre de Dios de los Apóstoles de los Últimos Tiempos”, pero Satanás y algunos pastores de la Iglesia – cegados por el mismo demonio – lucharon a brazo partido para impedir que se cumpliera la voluntad de Dios, o por lo menos, que se cumpliera tal y como lo mandó la Virgen en la Salette.
Así mismo, la Santísima Virgen a través del sacerdote Esteban Gobbi, habló también de los apóstoles de los Últimos Tiempos:
“Como apóstoles de los Últimos Tiempos, deben anunciar con valentía las verdades de la fe católica, proclamar el Evangelio con fuerza, desenmascarar con decisión las herejías peligrosas, que se disfrazan de verdades para engañar mejor las mentes y de este modo alejar de la fe un gran número de fieles.”. (8 de junio de 1991).
San Luis María Grignion de Monfort
Todo este plan de salvación para la Iglesia por medio de la Santísima Virgen y con el auxilio de los apóstoles de este tiempo, fue proféticamente anunciado a principios del siglo XVIII por Luis María Grignion de Monfort. De sus obras se desprende con claridad la misión de María Santísima en estos tiempos a través de estos apóstoles.
Dice San Luis María Grignion de Monfort:
“María ha producido, junto con el Espíritu Santo, la cosa más grande que ha existido y existirá jamás (…): un Dios hombre. Y Ella producirá consecuentemente las cosas mayores que se darán en los Últimos Tiempos: la formación y la educación de grandes santos que existirán hasta el fin del mundo.”  (no. 35).
Más adelante dice el santo Luis María: “…porque el Altísimo y su santa Madre formarán grandes santos para sí, que sobrepasarán a la mayoría de los otros santos en santidad, como los cedros del Líbano sobrepasan a los pequeños arbustos. Estas grandes almas llenas de gracia y fervor, serán elegidas para enfrentarse con los enemigos de Dios, los cuales descargarán su furia por todas partes. Estas almas serán especialmente devotas a nuestras Señora, iluminadas por su luz, fructificadas por su alimento y guiadas por su espíritu, sostenida por su brazo y cobijadas por su protección. Lucharán derrocando y aplastando a los herejes con sus herejías, a los cismáticos con sus cismas, a los idólatras con sus idolatrías y a los pecadores con sus impiedades… a través de su palabra y su ejemplo atraerán a todo el mundo a la verdadera devoción a María.”.
Para entender con más claridad la función de estos apóstoles, el  libro del Génesis nos dice que Satanás pondrá asechanzas al talón de María“… Pondré enemistades entre ti y la mujer, entre tus descendientes y los de ella. Y tú le asecharás el calcañar y ella te aplastará la cabeza.” (3, 15). El talón o calcañar de nuestra Señora al que se hace alusión lo constituyen los humildes servidores e hijos que Ella suscitará para luchar por su causa y la de Dios; estos son los apóstoles de estos tiempos y que Grignion de Monfort dice que serán “pobres según el mundo, rebajados y humildes delante de todos; hollados y oprimidos como el talón respecto a los demás miembros, pero ricos en gracia de Dios que María distribuirá copiosamente entre ellos; grandes y excelsos en santidad delante del Señor, superiores a los demás por su celo ardoroso, los cuales, apoyados en el socorro divino, en unión con María y humildes cual otro talón, aplastarán al demonio con todas sus huestes y harán triunfar la causa de Jesucristo.” (no. 54).
Grignion de Monfort sigue diciendo que estos discípulos de Jesucristo serán hogueras ardientes que propagarán por todas partes el fuego del amor divino…; serán hijos de Leví bien purificados con el fuego de grandes tribulaciones y bien unidos a Dios, portadores de su amor en el corazón, que mantendrán encendido con el incienso de la oración de su espíritu y con la mirra de la mortificación de su cuerpo…”. (no. 56).
Estos hombres y mujeres que María irá formando por encargo del Altísimo, “esparcirán la palabra de Dios y la vida eterna, tronarán contra el pecado, vocearán contra el mundo, atacarán de frente al demonio y sus secuaces e irán de una parte a otra, en son de vida o de muerte, con la espada de dos filos de la palabra de Dios…” (no. 57).
Serán los verdaderos apóstoles de los Últimos Tiempos – dice Grignion de Monfort – a quienes el Señor de los ejércitos dará la palabra y la fuerza necesaria para realizar maravillas, que caminarán tras las huellas de pobreza, humildad, desprecio del mundo y caridad, enseñando el camino estrecho de Dios con la pura verdad conforme al Evangelio y no con las máximas del mundo… llevando en su boca la palabra de Dios, sobre sus hombros el estandarte de la cruz, en la mano derecha el crucifijo; en la izquierda el Rosario; en el corazón los Sagrados corazones de Jesús y de María y en toda su conducta la modestia y mortificación de Jesucristo.” (no. 59).
 La presencia de María Santísima en este tiempo es pues un misterio dentro del plan salvífico de Dios, y en sus apariciones nos anima, entre otras cosas, a caminar por la senda de la salvación y a protegernos con su manto en estos tiempos de confusión; pero específicamente viene a preparar a la humanidad para el triunfo de su hijo Jesucristo y de Su reino. Para lograr este propósito, la Santísima Virgen hace un llamado a hombres y mujeres que estén dispuestos a librar contra Satanás y sus ejércitos del mal la batalla de los Últimos Tiempos, apóstoles que se han venido preparando en estos últimos años en diversas manifestaciones y apostolados para  formar parte de una nueva estirpe de cristianos verdaderos, semilla digna de las futuras generaciones que poblarán la tierra y que habrán de adorar a Dios por sobre todas las cosas, pero entrenados sobrenaturalmente para dar la gran batalla de la restitución final.
Estos apóstoles no son otros sino aquellos que buscan cumplir ese llamado de Jesucristo: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.” (Mt 5, 48).
Para lograr este propósito, la Santísima Virgen en sus mensajes deja establecido un plan de entrega y crecimiento espiritual para alcanzar esa santidad que, como dijo San Luis María Grignion de Monfort, “sobrepasarán a la mayoría de los otros santos, como los cedros del Líbano exceden a los pequeños arbustos”; este plan de crecimiento está encaminado a alcanzar la plenitud o perfección del hombre y consiste en lo siguiente:
  1. imitar a Jesucristo nuestro Señor;
  2. llevar una vida disciplinada en la oración; por la mañana, al mediodía, por la tarde y concluyendo el día con el rezo del Santo Rosario;
  3. ayuno frecuente;
  4. abstinencia de carne los días viernes;
  5. llevar una vida de alegría sin fin proporcionada por la gracia de Dios pese a la cruz y el sufrimiento;
  6. tener una disposición amplia a la penitencia y al sacrificio;
  7. hacerse partícipes de la purificación de la humanidad mediante la mortificación de los sentidos;
  8. frecuencia de sacramentos especialmente el de la eucaristía que deberá de recibirse de manera íntima e intensa;
  9. llevar un apostolado firme, constante y diligente.

Conforme avance el reloj de la historia en este tiempo la lucha que el demonio está librando en contra de María y los hijos de María se hará más terrible, pues el demonio, sabedor que le queda poco tiempo para perder a las almas, redobla sus esfuerzos y ataques… pero Cristo triunfará y María aplastará con su talón la cabeza de la serpiente, y serán sus apóstoles los que coadyuvarán a hacer realidad en la tierra en plenitud el reino de Cristo sobre todos y sobre todas las cosas, a fin de que Él sea servido, adorado y glorificado.
¿Quizá algún lector está llamado a ser apóstol de estos tiempos? Probablemente sí, pues es el tiempo de la hora del seglar, la hora del laico, quien sintiendo en su corazón el llamado de Dios a su servicio por mediación de María Santísima, han sido escogidos para librar la gran batalla de estos Últimos Tiempos que Satanás ha desatado en contra del reinado de Jesucristo. Que esta gracia de María Santísima y la misión que encomienda a cada uno de estos apóstoles, contribuya aumentar la fe, fortalecer la paciencia y fomentar la esperanza, porque a pesar de la Gran Tribulación que se avecinan y de la oscuridad que invadirá a la Iglesia, la realidad de las cosas es que Cristo nuestro Señor vencerá y se convertirá en Rey de reyes y Señor de señores, y premiará espléndidamente a todos aquellos que permanezcan firmes y perseverantes hasta el fin.
“Y todo aquél que haya dejado casa, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno – en esta vida – y heredará la vida eterna.” (Mt 19, 29).
A estos apóstoles fieles de María Santísima en estos tiempos, por la misma dificultad de la perseverancia en la fe y por el difícil crecimiento espiritual, le está reservado grandes premios que Dios nuestro Señor está presto a recompensar - como se lee en el libro del Apocalipsis -a los vencedores de cada una de las  siete Iglesias:
“Al que venciere será llamado vencedor y gozará del Árbol de la Vida que está en el centro del paraíso de Dios.” (Apoc 2, 7).
Al que venciere se le dará un nombre nuevo que nadie conoce sino el que lo recibe.” (Apoc 2, 18).
Al que venciere se le entregará el lucero de la mañana, esto es, Cristo mismo.” (Apoc 2, 28).
“Al que venciere, Cristo se le declarará por ellos delante de su Padre y de todos sus ángeles.” (Apoc 4, 5).
“Al que venciere Cristo le dará el poder sobre las naciones.” (Apoc 2, 26).
“Al que venciere, será revestido con vestiduras blancas y brillará como el sol en el reino de su Padre.” (Apoc 4, 5).
Al que venciere se le hará columna en el santuario de Dios, del que no saldrá ya jamás.” (Apoc 4, 2).
Al que venciere Cristo le grabará en su frente el nombre de Dios, de la ciudad de Dios, la nueva Jerusalén que baja del cielo enviada por Dios y el nombre nuevo de Jesucristo, el verbo del Padre, el amén del Padre.”
Y finalmente,
Al que venciere, Cristo lo sentará en su trono, como Él también venció y se sentó con su Padre en su trono.” (Apoc 4, 21).
El que tenga oídos, oiga lo que el espíritu dice a las Iglesias.

www.apocalipsismariano.com

21 de julio de 2012

VIDA DE LA VIRGEN MARIA

El evangelista San Lucas, que conocía de cerca a la Santísima Virgen María, anotó de Sus labios algunos acontecimientos importantes relacionados con Sus primeros años de vida. Dice la tradición que él, médico y pintor, también confeccionó un retrato, de la Santísima Virgen, que luego fue copiado por posteriores pintores.

El Nacimiento de la Santísima Virgen María

Cuando llegó el tiempo del nacimiento del Salvador del mundo, vivía en la ciudad de Galilea Nazaret, un descendiente del rey David, Joaquín, con su esposa Ana. Ambos eran personas devotas y conocidas por su humildad y misericordia. Alcanzaron la vejez sin tener hijos. Esto los apenaba mucho. A pesar de su avanzada edad no cesaban de pedirle a Dios que les enviara un vástago e hicieron la promesa de consagrarlo al servicio de Dios si se le concedía esa gracia. En aquel tiempo el no tener hijos era considerado un castigo de Dios por pecados cometidos. En especial, a Joaquín se le hacía muy difícil aceptar la falta de hijos, porque según las profecías, el Mesías Cristo iba a pertenecer a la casa de David (a la que él pertenecía). Por su paciencia y por su fe, el Señor les otorgó, a Joaquín y a Ana una gran alegría: finalmente engendraron una hija. La llamaron María, que en hebreo significa: "Señora, Esperanza, Doncella"

Presentación en el Templo:

Cuando la Virgen María cumplió tres años, sus devotos padres se prepararon a cumplir su promesa: la llevaron al templo de Jerusalén para consagrarla a Dios. María se quedó a vivir junto al templo. Allí, junto con otras niñas, estudiaba Religión y tareas manuales, rezaba y leía las Sagradas Escrituras. La Santísima Virgen María vivió allí alrededor de once años y creció signada por una profunda devoción y obediencia a Dios, extraordinariamente humilde y laboriosa. Deseando servir solamente a Dios, hizo la promesa de no contraer matrimonio y quedar para siempre Virgen.

La Santísima Virgen María con José:

Los ancianos Joaquín y Ana no vivieron mucho tiempo y la Virgen María quedó huérfana. Cuando cumplió catorce años y por ley no podía quedarse más junto al templo, se vio en la necesidad de casarse. El sumosacerdote conocía Su promesa y para no violar la ley de matrimonio, la desposó formalmente con un pariente lejano, José, un anciano viudo de ochenta años. Éste se comprometió a cuidarla y a preservar Su virginidad. José vivía en la ciudad de Nazaret y también pertenecía a la casa de David. No era un hombre rico y trabajaba como carpintero. De su primer matrimonio, José tenía cuatro hijos: Judas, Osías, Simón y Jacobo que se mencionan en los Evangelios como "hermanos" de Jesús. La Santísima Virgen María llevó en la casa de José la misma vida humilde y recatada que había tenido antes.

La Anunciación:

Al sexto mes después de la aparición del Arcángel Gabriel a Zacarías con el anuncio del nacimiento del profeta San Juan Bautista, el mismo Arcángel fue enviado por Dios a la ciudad de Nazaret a la Santísima Virgen María para hacerle llegar la alegre noticia de que el Señor La había elegido para que se convierta en la Madre del Salvador del Mundo. El Ángel apareció y Le dijo: "Alégrate, Bienaventurada María, llena eres de gracia, el Señor está contigo. Bendita Tú eres entre todas las mujeres." María se turbó ante estas palabras del Ángel, preguntándose qué significaría ese saludo. El Ángel continuó diciéndole: "No temas, María, pues has hallado gracia cerca de Dios. Concebirás en tu seno y parirás un hijo y lo llamarás Jesús. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo y su reino no tendrá fin." María, confundida, le preguntó al Ángel: "¿Cómo será esto, porque no conozco varón?"

El Ángel le respondió que esto se producirá por la fuerza del Dios Todopoderoso."El Espíritu Santo vendrá sobre Ti y la virtud del Altísimo te hará sombra, por lo cual, también lo Santo que nacerá será llamado Hijo de Dios. Y he aquí que Elizabet, tu parienta, también ella concebirá a un hijo en su vejez porque ninguna cosa es imposible para Dios." Entonces, María dijo con humildad: "Soy sirvienta de Dios. Hágase en mí, según tu palabra." Y el Arcángel Gabriel se alejó de Ella.

Visita a su prima Santa Isabel:

La Santísima Virgen María habiendo oído del Ángel que su parienta Elizabet, esposa del sacerdote Zacarías, iba a engendrar a un hijo, se apresuró a visitarla. Al entrar a la casa de Zacarías saludó a Elizabet. Cuando oyó la salutación de María, Elizabet recibió al Espíritu Santo y se enteró de que María se hizo digna de convertirse en la Madre de Dios. Exclamó en voz alta y dijo: "Bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito, el fruto de tu vientre. ¿Y de dónde a mí, que la Madre de mi Señor venga a mí?"

La Santísima Virgen María, contestando a las palabras de Elizabet, glorificó a Dios de esta manera: "Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegró en Dios, mi Salvador, porque ha mirado a la bajeza de su esclava porque he aquí que, desde ahora, me dirán Bienaventurada todas las generaciones. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso y santo es Su nombre, y Su misericordia, de generación a generación, le llega a los que Le temen." La Virgen María se quedó con Elizabet alrededor de tres meses y después retornó a su casa en Nazaret.

Dios le anunció también al justo anciano José, el pronto nacimiento del Salvador, de la Santísima Virgen María. El Ángel de Dios se le apareció en un sueño y le reveló que María dará a luz a un hijo por obra del Espíritu Santo, como lo había anunciado el Señor Dios por intermedio del profeta Isaías (7:14) y ordenó llamarlo Jesús porque "Él salvará al género humano de sus pecados" (Jehová en hebreo significa Salvador).

Posteriores relatos evangélicos mencionan a la Virgen María con relación a acontecimientos vinculados a la vida de su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo. Así, hay referencias a Ella en el nacimiento de Cristo en Belén y después en la circuncisión, en la adoración de los Reyes Magos de Oriente, en la presentación en el templo a los cuarenta días, en la huida a Egipto, en la radicación en Nazaret, en el viaje a Jerusalén durante la fiesta de Pascua (a los doce años de Jesús) y así sucesivamente. No vamos a referir aquí a estos acontecimientos en forma detallada. No obstante hay que destacar que, aunque los relatos evangélicos sobre la Virgen María sean breves, le dan al lector una clara noción de la gran altura moral de la Virgen María: de Su humildad, de Su profunda fe, Su paciencia, Su valentía y Su sumisión a la voluntad de Dios, Su amor y entrega a Su Hijo Divino. Nosotros nos damos cuenta por qué se hizo digna, según las palabras del Ángel, de "obtener la gracia de Dios."

El primer milagro producido por Jesucristo en las bodas de Caná de Galilea nos muestra claramente a la Virgen María como Intercesora ante Su Hijo por todos los hombres que se encuentran en dificultades. Habiendo notado la falta de vino durante la fiesta, la Santísima Virgen se lo hizo saber a Su Hijo, quien le respondió evasivamente: "¿Qué tengo yo contigo, mujer? Aún no ha venido mi hora." Ella no se turbó por esta parcial negativa ya que estaba segura de que Su Hijo no iba a desatender Su pedido y les dijo a los sirvientes: "Haced todo lo que Él os diga." Estas palabras revelan una preocupación compasiva de la Madre de Dios ya que muestran la intención de que la obra iniciada por Ella tenga una resolución favorable. En efecto, Su mediación no fue infructuosa y Jesucristo realizó aquí Su primer milagro, sacando de una situación delicada a gente pobre, después de lo cual "Sus discípulos creyeron en Él" (San Juan 2:11).

En sucesivos relatos, el Evangelio nos traza la imagen de una Virgen María siempre preocupada por Su Hijo, que Lo acompañaba en sus peregrinaciones, que venía a Él en distintas situaciones difíciles y se preocupaba por la preparación de Su tranquilidad y descanso domésticos, con los cuales Él nunca estaba de acuerdo. Finalmente, la vemos sumida en una indescriptible tristeza junto a la cruz de Su Hijo crucificado, atenta a Sus últimas palabras y recomendaciones y al encargo a San Juan Evangelista de atenderla y cuidarla. No sale de los labios de Ella ni una sola palabra de reproche o de desesperación. Ella se entrega totalmente a la voluntad de Dios.

También se La menciona brevemente en el libro de los Hechos de los Santos Apóstoles cuando, en el día de Pentecostés, descendió el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego sobre Ella y los Apóstoles. Cuenta la Tradición que, después de este suceso, Ella vivió 10-20 años más. El Apóstol Juan, el Evangelista, La acogió en su casa con enorme bondad y se ocupó de Ella hasta Su muerte como lo hubiera un hijo verdadero y cumplió con el mandato del Señor Jesucristo. Cuando la fe cristiana se extendió a otros países, numerosos creyentes cristianos empezaron a venir de lugares lejanos para verla y escucharla. A partir de ese momento, la Santísima Virgen María se convirtió, para todos los discípulos de Cristo, en una Madre para todos y un elevado ejemplo a ser imitado.

La Dormición:

Aconteció una vez que la Santísima Virgen María se encontraba orando en el Monte de Eleón (cerca de Jerusalén) cuando se le apareció el Arcángel Gabriel con una rama de palma del Paraíso en sus manos y le comunicó que en tres días su vida terrenal iba a llegar a su fin y que el Señor se La llevará consigo. El Señor dispuso que, para ese entonces, los Apóstoles de distintos países se reunieran en Jerusalén. En el momento del deceso, una luz extraordinaria iluminó la habitación en la cual yacía la Virgen María. Apareció el propio Jesucristo, rodeado de Ángeles y tomó Su purísima alma. Los Apóstoles enterraron el purísimo cuerpo de la Madre de Dios, de acuerdo a Su voluntad, al pie de la montaña de Eleón, en el jardín de Getsemaní, en la gruta donde se encontraban los cuerpos de Sus padres y el de San José. Durante el entierro ocurrieron muchos milagros. Con sólo tocar el lecho de la Madre de Dios, los ciegos recobraban la vista, los demonios eran alejados y cualquier enfermedad se curaba.

Tres días después del entierro de la Madre de Dios, llegó a Jerusalén el Apóstol Tomás que no pudo arribar a tiempo. Se entristeció mucho por no haber podido despedirse de la Virgen María y, con toda su alma, expresó su deseo de venerar Su purísimo cuerpo. Cuando se abrió la gruta donde fue sepultada la Virgen María, Su cuerpo no fue encontrado y sólo quedaron las mantas funerarias. Los asombrados Apóstoles retornaron a su vivienda. Al anochecer, mientras rezaban, oyeron un canto angelical y al levantar la vista pudieron ver a la Virgen María suspendida en el aire, rodeada de Ángeles y envuelta en un brillo de gloria celestial. Ella les dijo a los Apóstoles: "¡Alégrense! ¡Estaré con ustedes todos los días!"

Su promesa de ser auxiliadora e intercesora de los cristianos se mantiene hasta el día de hoy y se convirtió en nuestra Madre celestial. Por Su gran amor y Su ayuda todopoderosa, los cristianos desde tiempos remotos la veneran y acuden a Ella para pedir ayuda y la llaman "Fervorosa Intercesora por el género humano," "Consuelo de todos los afligidos" y quien "no nos abandona después de Su dormición." Desde tiempos remotos, y siguiendo el ejemplo del Profeta Isaías y de Santa Elizabet, empezó a ser llamada Madre de Dios (o Deípara) y Madre de nuestro Señor Jesucristo. Este nombre surge como consecuencia de que Ella engendró a Aquél que siempre fue y será el verdadero Dios.

La Santísima Virgen María es un gran ejemplo para todos aquellos que tratan de complacer a Dios. Ella fue la primera que decidió entregar Su vida enteramente a Dios. Demostró que la voluntaria virginidad supera a la vida familiar y matrimonial. Siguiendo Su ejemplo, ya desde el inicio de los siglos, muchos cristianos empezaron a llevar una vida casta con oraciones, ayunos y la mente orientada a Dios. Así surgió y se afirmó el monacato. Lamentablemente, el mundo contemporáneo no ortodoxo no valora en absoluto y hasta se burla de la castidad, olvidándose de las palabras del Señor: "Porque hay eunucos (vírgenes)que nacieron así del vientre de su madre; y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres; y hay eunucos que se hicieron a sí mismos eunucos por causa del Reino de los Cielos; el que sea capaz de recibir esto, que lo reciba" (San Mateo 19:12).

Completando esta breve visión de la vida terrenal de la Virgen María, cabe agregar que Ella, tanto en el momento de Su suprema Gloria, cuando fue elegida para convertirse en la Madre del Salvador del Mundo como también durante las horas de Su inmensa pena, cuando al pie de la cruz y según la profecía de San Simeón "un arma traspasó Su alma," demostró tener un pleno dominio de sí misma. Con esto, descubrió toda la fuerza y la belleza de Sus virtudes: la humildad, la fe inquebrantable, el valor, la paciencia, la esperanza en Dios y el amor hacia Él. Por eso nosotros, los ortodoxos, la veneramos con tanta devoción y tratamos de seguir Su ejemplo.

www.totustuusmaria.jimdo.com

4 de junio de 2012

Trailer BLOOD MONEY, EL VALOR DE UNA VIDA ESPAOL.mp4



LES RECOMIENDO ESTA PELICULA/DOCUMENTAL, ESPECIALMENTE PARA LOS PAPAS QUE MANDAN SUS HIJOS A ESCUELAS PUBLICAS.

4 de mayo de 2012

SAN LUIS MARIA GRIGNION DE MONFORT (SOBRE LA VIRGEN MARÍA)

San Luis María Grignion de Monfort en sus escritos profetizó lo siguiente: 

“Pero en la segunda venida de Jesucristo, María tiene que ser conocida y puesta de manifiesto por el Espíritu Santo, a fin de que por Ella Jesucristo sea conocido, amado y servido"

El poder de María sobre todos los demonios resplandecerá, sin embargo, de modo particular en los últimos tiempos, cuando Satanás pondrá asechanzas a su calcañar, o sea, a sus humildes servidores y pobres hijos que Ella suscitará para hacerle la guerra. Serán pequeños y pobres a juicio del mundo; humillados delante de todos; rebajados y oprimidos como el calcañar respecto de los demás miembros del cuerpo. Pero en cambio, serán ricos en gracias y carismas, que María les distribuirá con abundancia; grandes y elevados en santidad delante de Dios, superiores a cualquier otra criatura por su celo ardoroso; y tan fuertemente apoyados en el socorro divino, que, con la humildad de su calcañar y unidos a María, aplastarán la cabeza del demonio y harán triunfar a Jesucristo”.

PERO ¿QUÉ SERÁN ESTOS SERVIDORES, ESCLAVOS E HIJOS DE MARÍA?
“Serán fuego encendido , ministros del Señor que prenderán por todas partes el fuego del amor divino.

Serán flechas agudas en la mano poderosa de María para atravesar a sus enemigos: como saetas en manos de un guerrero .

Serán hijos de Leví , bien purificados por el fuego de grandes tribulaciones y muy unidos a Dios . Llevarán en el corazón el oro del amor, el incienso de la oración en el espíritu, y en el cuerpo, la mirra de la mortificación. 

Serán en todas partes el buen olor de Jesucristo para los pobres y sencillos; pero para los grandes, los ricos y mundanos orgullosos serán olor de muerte.

Serán nubes tronantes y volantes , en el espacio, al menor soplo del Espíritu Santo. Sin a pegarse, ni asustarse, ni inquietarse por nada, derramarán la lluvia de la palabra de Dios y de la vida eterna, tronarán contra el pecado, lanzarán rayos contra el mundo, descargarán golpes contra el demonio y sus secuaces, y con la espada de dos filos de la palabra de Dios traspasarán a todos aquellos a quienes sean enviados de parte del Altísimo.

Serán los apóstoles auténticos de los últimos tiempos . A quienes el Señor de los ejércitos dará la palabra y la fuerza necesarias para realizar maravillas y ganar gloriosos despojos sobre sus enemigos. 

Dormirán sin oro ni plata y lo que más cuenta sin preocupaciones en medio de los demás sacerdotes, eclesiásticos y clérigos . Tendrán sin embargo, las alas plateadas de la paloma, para volar con la pura intención de la gloria de Dios y de la salvación de los hombres adonde los llame el Espíritu Santo. Y solo dejarán en pos de sí, en los lugares en donde prediquen, el oro de la caridad, que es cumplimiento de toda ley .

Por último, sabemos que serán verdaderos discípulos de Jesucristo. Caminarán sobre las huellas de su pobreza, humildad, desprecio de lo mundano y caridad evangélica, y enseñarán la senda estrecha de Dios en la pura verdad, conforme el Santo Evangelio y no a los códigos mundanos, sin inquietarse por nada ni hacer acepción de personas; sin perdonar, ni escuchar, ni temer a ningún mortal por poderoso que sea.

Llevarán en la boca la espada de dos filos de la palabra de Dios; sobre sus hombros, el estandarte ensangrentado de la cruz; en la mano derecha el crucifijoel rosario en la izquierda; los sagrados nombres de Jesús y de María en el corazón, y en toda su conducta la modestia y mortificación de Jesucristo.

Tales serán los grandes hombres que vendrán y a quienes María formará por orden del Altísimo para extender su imperio sobre el de los impíos, idólatras y mahometanos. Pero ¿cuándo y cómo sucederá esto? ¡Solo Dios sabe! A nosotros toca callar, orar, suspirar y esperar: Yo esperaba con ansia al Señor ”.

“¡Ah! ¿Cuándo llegará ese tiempo dichoso –dice un santo varón en nuestros días, ferviente enamorado de María-, cuándo llegará ese tiempo dichoso en que la excelsa María sea establecida como Señora y Soberana en los corazones, para someterlos plenamente al imperio de su excelso y único Jesús? ¿Cuándo respirarán las almas a María como los cuerpos respiran el aire? Cosas maravillosas sucederán entonces en la tierra, donde el Espíritu Santo –al encontrar a su querida Esposa como reproducida en las almas- vendrá a ellas con la abundancia de sus dones y las llenará de ellos, especialmente el de Sabiduría, para realizar maravillas de gracia.

¿Cuándo llegará, hermano mío ese tiempo dichoso, ese siglo de María, en el que muchas almas escogidas y obtenidas del Altísimo por María, perdiéndose ellas mismas en el abismo de su interior, se transformen en copias vivientes de la Santísima Virgen para amar y glorificar a Jesucristo? Ese tiempo sólo llegará cuando se conozca y viva la devoción que yo enseño: ¡Señor, para que venga tu reino, venga el reino de María!”.