San Luis María Grignion de Monfort en sus
escritos profetizó lo siguiente:
“Pero en la segunda venida de Jesucristo, María tiene que ser
conocida y puesta de manifiesto por el Espíritu Santo, a fin de que por Ella
Jesucristo sea conocido, amado y servido"
“El poder
de María sobre todos los demonios resplandecerá, sin
embargo, de modo particular en los últimos tiempos, cuando Satanás pondrá
asechanzas a su calcañar, o sea, a sus humildes servidores y pobres hijos que
Ella suscitará para hacerle la guerra. Serán
pequeños y pobres a juicio del mundo; humillados delante de todos; rebajados y
oprimidos como el calcañar respecto de los demás miembros del cuerpo. Pero en cambio,
serán ricos en gracias y carismas, que María les distribuirá con abundancia;
grandes y elevados en santidad delante de Dios, superiores a cualquier otra
criatura por su celo ardoroso; y tan fuertemente apoyados en el socorro divino,
que, con la humildad de su calcañar y unidos a María, aplastarán la cabeza del
demonio y harán triunfar a Jesucristo”.
PERO ¿QUÉ SERÁN ESTOS SERVIDORES, ESCLAVOS E HIJOS DE MARÍA?
“Serán fuego encendido , ministros del Señor que prenderán
por todas partes el fuego del amor divino.
Serán flechas agudas en la mano poderosa de María para
atravesar a sus enemigos: como saetas en manos de un guerrero .
Serán hijos de Leví , bien purificados por el fuego de
grandes tribulaciones y muy unidos a Dios . Llevarán en el
corazón el oro del amor, el incienso de la oración en el espíritu, y en el
cuerpo, la mirra de la mortificación.
Serán en
todas partes el buen olor de Jesucristo para los pobres y sencillos; pero para
los grandes, los ricos y mundanos orgullosos serán olor de muerte.
Serán nubes tronantes y volantes , en el espacio, al menor
soplo del Espíritu Santo. Sin a pegarse, ni asustarse, ni inquietarse por nada,
derramarán la lluvia de la palabra de Dios y de la vida eterna, tronarán contra
el pecado, lanzarán rayos contra el mundo, descargarán golpes contra el demonio
y sus secuaces, y con la espada de dos filos de la palabra de Dios traspasarán
a todos aquellos a quienes sean enviados de parte del Altísimo.
Serán los
apóstoles auténticos de los últimos tiempos . A quienes el Señor de los
ejércitos dará la palabra y la fuerza necesarias para realizar maravillas y
ganar gloriosos despojos sobre sus enemigos.
Dormirán
sin oro ni plata y lo que más cuenta sin preocupaciones en medio de los demás
sacerdotes, eclesiásticos y clérigos . Tendrán sin embargo, las alas plateadas
de la paloma, para volar con la pura intención de la gloria de Dios y de la salvación
de los hombres adonde los llame el Espíritu Santo. Y solo dejarán en pos de sí,
en los lugares en donde prediquen, el oro de la caridad, que es cumplimiento de
toda ley .
Por
último, sabemos que serán verdaderos discípulos de Jesucristo. Caminarán
sobre las huellas de su pobreza, humildad, desprecio de lo mundano y caridad
evangélica, y enseñarán la senda estrecha de Dios en la pura verdad, conforme
el Santo Evangelio y no a los códigos mundanos, sin inquietarse por nada ni
hacer acepción de personas; sin perdonar, ni escuchar, ni temer a ningún mortal
por poderoso que sea.
Llevarán en la boca la espada de dos filos de la palabra de
Dios; sobre sus hombros, el estandarte ensangrentado de la cruz; en la mano
derecha el crucifijo; el rosario en la izquierda; los
sagrados nombres de Jesús y de María en el corazón, y en toda su conducta la
modestia y mortificación de Jesucristo.
Tales
serán los grandes hombres que vendrán y a quienes María formará por orden del
Altísimo para extender su imperio sobre el de los impíos, idólatras y
mahometanos. Pero ¿cuándo y cómo sucederá esto? ¡Solo Dios sabe! A
nosotros toca callar, orar, suspirar y esperar: Yo esperaba con ansia al Señor
”.
“¡Ah! ¿Cuándo llegará ese tiempo dichoso –dice un santo varón
en nuestros días, ferviente enamorado de María-, cuándo llegará ese tiempo
dichoso en que la excelsa María sea establecida como Señora y Soberana en los
corazones, para someterlos plenamente al imperio de su excelso y único Jesús?
¿Cuándo respirarán las almas a María como los cuerpos respiran el aire? Cosas
maravillosas sucederán entonces en la tierra, donde el Espíritu Santo –al
encontrar a su querida Esposa como reproducida en las almas- vendrá a ellas con
la abundancia de sus dones y las llenará de ellos, especialmente el de
Sabiduría, para realizar maravillas de gracia.
¿Cuándo
llegará, hermano mío ese tiempo dichoso, ese siglo de María, en el que muchas
almas escogidas y obtenidas del Altísimo por María, perdiéndose ellas mismas en
el abismo de su interior, se transformen en copias vivientes de la Santísima
Virgen para amar y glorificar a Jesucristo? Ese tiempo sólo llegará cuando se
conozca y viva la devoción que yo enseño: ¡Señor, para que venga tu reino,
venga el reino de María!”.